domingo, octubre 02, 2011

LÜGER (sala Shoko, Madrid)

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Fui el otro día a ver a los Lüger. Parecían los Pink Floyd, en el garito de diseño (gran sonido y un magnífico espacio, por cierto) con porteros de dos metros en la puerta, mucho humo, introducción con sitar, proyecciones, juego de luces con predominio de los azules e invocando ese flote extra o ultrasensorial que parecen buscar las bandas de su pelaje… ¿o no?

Yo siempre los adoré a los Lüger, desde que empezaron, y lo sigo haciendo. Me siguen pareciendo lo que me parecieron en su momento, una declaración (aparte de cuales fueran sus intenciones, es decir, una declaración inconsciente) de que aquí la cosa (por una vez, en algo) había cambiado. Por la velocidad a la que se montaron, por la profesionalidad que demuestran, por el saber estar, los cojones, la evolución y la seriedad con la que acarrean su propio descerebre que (al menos el musical, del otro no sé). Porque son el ejemplo palpable de lo que muchaas otras bandas están haciendo también o intentando hacer por aquí: ser la hostia de verdad y poder mirar cara a cara a cualquiera, venga de Michigan o de Tokio.

Por otro lado, el enfrentarse con que tu capacidad de convocatoria ha pasado a ser de cuatrocientas o quinientas personas aunque toques habitualmente, plantea un escenario nuevo. Y un nuevo escenario son demandas nuevas. Quiera uno o no (inconscientemente, de nuevo) se les pide MÁS por mucho que lo que den esté muy por encima de la media. Si el concierto del otro día me hubiese pillado desprevenido, a estas horas estaría haciendo un panegírico en toda regla, con sus dorados, sus angelotes y sus cruces invertidas en la cima. Por suerte o desgracia, los he visto muchas veces, en bolos mejores y peores, esforzados todos, ninguno malo, algunos sencillamente gloriosos, y eso me hace ser ligeramente más crítico.

La duración del asunto me pareció algo parca, no porque haya que tocar más o menos según una norma, sino porque creo que un poco, no mucho más, hubiese contribuido a dar redondez al conjunto. El metraje importa, y bastante, cuando se trata de una banda de desarrollos, o, para decirlo con más claridad: una banda así debe saber no sólo desarrollar sus temas –en eso ninguna pega, lo hicieron como nunca- sino también desarrollar su show como un conjunto coherente. Ahí, quizá, y ya digo que es una apreciación quisquillosa en exceso, renquearon ligeramente.

Por lo demás, sonoramente la cosa sonó equilibradísima, con la guitarra de Edu muy metida en la mezcla (pero eso a mí me encanta, y la guitarra de Edu me encanta también, porque aporta un nosequé noventero que le da más filo al asunto). Hubo un par de guiños de metal pesado y algún otro detalle que me dejo, además, la impresión de que la banda anda buscando nuevos caminos, sin conformarse, y eso también está bien, porque muchos se hubiesen dormido felizmente en los laureles de su nuevo disco que es, en sí mismo, un espléndido ejemplo de cambio, evolución y mejora.

El público, por lo demás (es importante saber como es el público de uno para poder conocer las razones por las que lo abandonarán a uno y reírse de ellas sin rencores), fue el de Lüger HOY, es decir, una mezcla sutilmente variopinta: Mucho melómano puro -es decir, tipos normales o no normales que aman la música, que pueden entender por igual a los Ramones que a los Hawkwind y que permanecerán-, mucho enteradillo metido a "coolhunter" de sí mismo demasiado tarde –esos no permanecerán- y mucha niña mona que se repartirá, supongo entre las dos categorías anteriores con desgraciada preferencia por la segunda –mi sensibilidad estética, también conocida como instinto de apareamiento me impide distinguirlas del todo bien, como es lo digo-. En todo caso, fuimos CUATRO los que dimos palmas y silbamos pidiendo un bis que no llegó. El resto se largó sin mayor signo de placer o disgusto, como quien se ha pasado con el soma y ni siente ni padece. Extraño comportamiento para una masa que ha pagado trece euros por cabeza para ver a la sensación del momento.

Y esa es otra. Siempre es un enorme placer, dure lo que dure, ver como le va bien a una banda que a priori tenía todas las cartas y algunas más para vivir el reto de su maldita existencia en los subterráneos. Me paraba allí, delante de su repetitiva exhibición, de su ausencia de iconos en forma de frontman al que agarrarse, de su radicalidad, en fin, y seguía sorprendiéndome, como cada vez, de que hubiesen llegado tan lejos. “El talento puro”, me dirán ustedes. Y yo les contestaré que con el talento puro, casi siempre, a donde se va es al hoyo. No es pues, gracias a su talento, sino, pese a su talento, que están donde están. Benditos sean, en todo caso, y espero que, amigos como son, se tomen esta crítica como lo que es, una apreciación constructiva para una banda que se la merece.

Me gusta, me encanta, y eso es al final lo que importa, la sensación que me dejan siempre de que hay algo más que está por venir, que está al caer, que ya está casi aquí y que va a ser grande, muy grande.

Que suceda o no (otra vez más) es algo que está por ver y en lo que yo, simplemente, confío.

Fdo. LUIS BOULLOSA

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A ver si vuelvo a verlos que con la nueva formación aún no les vi. Recuerdo como hace tres años y algo me dijo folleto, pues estoy haciendo un grupo con dani (imposibles, como le sigo llamando yo) y más gente, en ese momento pensé que la cosa pintaba muy bien y no me equivoco. En directo siempre me parecieron enormes
saludos

Anónimo dijo...

The XXX Stream

Anónimo dijo...

Gracias por tus palabras en el blog, Un Saludo.
Ludy Sulaco.