viernes, octubre 28, 2011

ARREMANGAOS, SEÑORAS, VAMOS A CRUZAR EL INFIERNO (Una entrevista con LOS CUANTOS)

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(Una mini-versión de este documento histórico ha sido publicada en el Ruta 66 de noviembre, ya a la venta. Autor, el siempre incierto LUIS BOULLOSA, príncife honorífico de Dinamarca La foto con perro incluido es de Chema García. Los cuantos presentan SU DISCO el tres de noviembre en la sala EL SOL, en una cita esencial que coincide con el también imprescindible bolo de los KILL DEVIL HILLS en La Boite. Intentaremos estar en los dos lugares a la vez)


Me contestaba Javier Colis cuando le preguntaba por las influencias no musicales del grupo que le parecía que estaban entre El Bosco y Buster Keaton. Ajustado, sin duda, para un colectivo que, es cierto, tiene la capacidad de arrastrarte a las profundidades del ser con una amistosa carcajada eléctrica. Sin perder el disfrute vital. Dudo que quien haya asistido a su presencia sobre las tablas en una buena noche los olvide jamás: poliédricos pero directos, cortantes como una navaja, encaramados sobre la rítmica incontestable de su batería, explosivos en la expresionista mezcla de guitarras y coronados por un frontman con ideas propias, Los Cuantos se ganan a sangre y fuego el poco usual privilegio de no ser comparados con nadie pese a que en su ADN borbotée más de un nombre de los que todos conocen. Son el ejemplo no de una generación, sino de lo que la amalgama de varias –ya (mal)formadas en el rock más visceral- es capaz de hacer, ahora que las barreras de la edad han sido barridas, esperemos que definitivamente. Así, los madrileños tensan sin miedo los cartílagos de la tradición y la rocían de ruido para obtener un sonido que –admitidas las referencias que procedan- es poderosamente suyo y sólo suyo. Especie de contrapelado supergrupo underground, Javier Colis (Ex Vamos a Morir, Mil Dolores Pequeños, etc, etc), Julen Palacios (La familia atávica, Alta Cabeza) Kim Warsen (Ginferno, Blues Tumulto), Adrian ceballos (Las Malas Lenguas, Rip KC) y Gloria march tienen a sus espaldas el sufrido bagaje de muchas buenas bandas (todas raramente atendidas) y al tiempo la apertura de miras colectiva que se le supone sólo a las bestias muy jóvenes. También tienen el talento en roca que otros apenas saben fingir. Demasiado a menudo, el país musical deja pasar frente a sí a sus mejores hijos; demasiado a menudo las mejores de nuestras bandas son condenadas a la indiferencia en vida y reivindicadas sólo años después de la muerte. Las reediciones más o menos lujosas se me antojan a veces actos de triste justicia retrospectiva; otras, apenas masturbatorio solaz para aquellos que querían –y consiguieron- conservar sus filias como un secreto, a salvo de los otros. Sería una injusticia, una pobreza y un sinsentido que eso volviese a suceder con una supernova del calibre de Los Cuantos, que se basta y se sobra sola para barrer del mapa al noventa por ciento de los grupetes de fuera que se idolatran en esta tierra tristemente mimética. Su aplastante disco está en bandcamp (http://loscuantos.bandcamp.com/), su raíz en esta casa de huéspedes a veces permanentes que sigue siendo Madrid, este descacharrado y descacharrante hostal no-wave. No deberías perdértelos cuando le prendan (amistoso) fuego a tu ciudad. Por pura sanidad mental.

KAPUT- Grabasteis cuando apenas llevabais unos meses ensayando. Más que un disco en el sentido clásico parecéis buscarla fotografía d un momento dentro de una evolución…

Julen Palacios- Fue un proceso natural. Trabajamos de una manera muy espontánea, las canciones surgen en el local y había que grabarlo ya para que no perdiera esa cosa fresca, eso visceral y espontáneo. El grupo es así.

Javier Colis- No tenia sentido estar dándoles muchas vueltas porque queríamos captar eso. Surge la opción de grabar y vale. La idea era seguir haciendo más material y registrar éste antes de que se pudriese.

K- ¿Algo en común con vuestros otros proyectos y visiones?

Javier- Yo defino lo que hago como “rock expresionista”, y esto también es así, desgarrado, exagerado, visceral. Muchísimas influencias comunes confluyen en Los Cuantos… lo que pasa es que yo me diferencio del resto por veteranía y ya me remito un poco a mí mismo, sin querer ser pretencioso y sin evitar las influencias, que las tengo todas.

K- Curiosamente hay un núcleo de grupos underground de Madrid que se suelen denominar de vanguardia y que llevan casi treinta años con las mismas influencias… A veces me parece que casi todo el rock&roll es ya folk, música asumida, procesada y netamente popular… Aunque sea folk underground…

Javier- Lo de la vanguardia es que es engorroso de cojones. Es muy curioso, porque en efecto la vanguardia siempre está en el mismo punto, es una de las cosas más inmovilistas que hay…

Julen- Yo no considero que estemos haciendo vanguardia en absoluto, esto es Rock&Roll.

Javier- Lo que pasa es que nos van a encuadrar ahí, probablemente. Por otro lado, una cosa es la tradición –a la que yo creo que nos estamos remitiendo totalmente- y otra cosa esta repetición sistemática y el cliché. Nos salimos de los clichés de lo que se está haciendo todo el rato. Lo cual no quiere decir que no bebamos, yo que se, de Robert Johnson…

Kim- La vanguardia es una mala interpretación que se ha hecho en el mundo occidental desde hace trescientos años. Seguimos pensando que vamos mejorando. ¿Qué coño está mejorando? Nada ha mejorado desde el principio. Y desde el principio hemos tenido comentarios que han estado fuera de la norma, fuera de la sociedad y de lo que piensa la mayoría. Llamar a eso vanguardia no tiene sentido… Siempre que no te dediques a hacer cosas para mantener a la masa entretenida, eres vanguardia, pero eso no significa que tu estés descubriendo cosas nuevas, sino que estás dando otra expresión para contar exactamente lo mismo. Y el tiempo no va hacia delante ni hacia atrás. Estamos todo el rato en lo mismo… La tradición está aquí ahora.

Javier- Además, el motor de cualquier creación es que sufres y lo quieres expresar o que simplemente sientes y expresas… por lo tanto, siempre la creación, vaya por un lado o por otro, remite a lo mismo…

K- La mayoría vivís en Lavapiés. Los barrios han cambiado enormemente en Madrid. Malasaña, por ejemplo, para bien o para mal, no es la sombra de lo que era. ¿Creéis que el conflicto de antes era más interesante creativamente que esta tediosa pax romana del centro de Madrid? ¿O es sólo nostalgia?

Javier Colis-Yo creo que también el conflicto va por dentro y por eso tú haces ese tipo de música o ese tipo de creación


Los Cuantos.Mama calling. from Los cuantos on Vimeo.

K- Pero Lou Reed, por decir alguien, no hubiese hecho lo mismo si hubiese vivido tranquilamente en las Bahamas en lugar de vivir convulsamente en Nueva York ¿O sí?

Javier- Bueno, es que Lou Reed se ha puesto muy pesado y parece que nunca estuvo en Nueva York, nunca se metió un pico, nunca fumó… (risas). Yo creo que nosotros, todos, venimos más del conflicto interno. ¿Que si se refleja lo que hay alrededor?, pues sí, pero... El Madrid de ahora es evidentemente mucho mas limpio, y mucho más castrado en muchos sentidos. Malasaña ahora es pijo, pero volvería a lo que estábamos diciendo antes: salvando todas las distancias y todas las diferencias, estamos en el mismo punto que en la época de Demonios Tus Ojos o Vamos A Morir; sin ser igual, el sustrato es el mismo.

Kim- Yo creo que es importante haber estado en Lavapies, no en Madrid, pero si en Lavapies, creo que los cuantos son un buen comentario a Lavapies.

K- Hay bandas que son inseparablemente de una ciudad y un momento y al tiempo ayudan mucho a definir esa ciudad y ese momento. Los Burning o Leño con el Madrid de hace años, por ejemplo. Los Clash con Londres. ¿Eran Vamos a Morir, por ejemplo, una banda esencialmente madrileña en ese sentido?

Javier- Vamos a Morir, totalmente.

Julen- Yo diría que los cuantos es una banda no de Madrid, es una banda de Lavapiés, pero no porque estemos hablando de Lavapiés. De hecho los cuantos no encajan en la idea que la gente tiene de Lavapiés, somos todo lo contrario. Lo que pasa que sí es verdad que vivimos allí y somos muy de allí.

Kim- Estos del desierto… Kyusss… Son un grupo de blues, pero resulta que lo hacen en el desierto y por eso suena un poco diferente. Nosotros somos un grupo de Rock&Roll de Lavapies, por eso suena así.

Javier- Es matizable. Burning, Leño… nosotros no somos eso. Si nosotros nos hubiésemos ido a vivir en plan comuna a Londres, estaríamos haciendo Los Cuantos y sería lo mismo, aunque podría haber matices.

Julen- Habría matices.

Javier- Yo creo que sería muy parecido.

Julen- Yo no conozco ninguna otra banda de lavapies. No nos han influido nada, cero…

Javier- No las hemos escuchado… (risas)

K- Hablemos de qué aporta cada instrumento al conjunto. El teclado es lo que me queda menos claro…

Julen- Yo veo clave el teclado en el conjunto. Hace un poco la función del bajo, va mucho a graves y sostiene las canciones.

Javier- No hay una premeditación a la hora de formar la banda. Empezamos nosotros tres, luego surgió gloria, de otra borrachera

Kim- Pensábamos ser nosotros tres. Yo quería hacerlo con dos guitarras acústicas…

Javier- Pero la cabra tira al monte, empiezas a pensar “si esto lo enchufáramos, si hiciéramos un poco de ruido…” (risas). Al principio ensayábamos sin Adrián, pero en el punto en que nos habíamos puesto, en el que ya éramos netamente una banda de rock, notábamos que nos hacía falta un batería, y la opción era evidente, porque es buenísimo, nos encanta, le conocemos y es amigo.

K- Su papel me parece esencial en la banda…

Javier- Yo tengo una opinión que es un poco radical, pero creo que puedes tener un gran grupo con un guitarrista de mierda, pero no puedes tener un gran grupo con un batería de mierda, sí el batería es malo, el grupo no puede ser bueno. Un batería mediocre te jode, estás hundido, es un barco a la deriva. Adrian aquí, aporta muchísimo. Mueve muchísimas coss a nivel creativo. Un buen batería suele tener una visión preclara de ciertas cosas, yo creo que precisamente por las características del instrumento. Estás siempre escuchando y tienes una manera muy estructurada de verlo, esa aportación del batería es la hostia.


Cierre en La Boite from Los cuantos on Vimeo.

K- ¿Cómo os repartís las guitarras?

Julen- Desafinadas

Javier- No tenemos ningún esquema. Llevamos mogollón de tiempo tocando juntos y nos conocemos muy bien, si tu haces un juego, yo se por donde tengo que ir… No hay un solista y un rítmica, nos saltamos la norma. Ni hablamos. Julen y yo sólo nos miramos. Y cuando sonreímos es que todo va bien.

Kim- Son los dos únicos que nunca paran para sintonizarse, y deberían ser los dos que siempre están discutiendo sobre las mierdas que deberían estar tocando, pero no. ¡Ni una conversación han tenido! Los otros si hablamos, pero entre estos dos nunca hay nada, no han dicho nada desde el principio, es increíble (risas). Lo bonito de los cuantos... Hoy en día si quieres vender obviamente deberías tener una idea previa, deberías saber dónde va el estribillo, deberías organizar la canción para que encaje en la radio, pero los Cuantos son justo lo contrario de todo esto. Son cinco personas que se expresan en conjunto en un cuarto y que salga lo que salga. A veces sale algo muy redondo y a veces nada redondo, pero mientras que estamos más o menos equilibrados entre nosotros, cada vez que nos encontramos hay algo orgánico y por eso nos dejamos llevar, hay algo colectivo, una lucha que tenemos en común…

Javier- Hay una cosa muy buena que es que somos muy rápidos. Cuando hay un camino lo cogemos y no los soltamos, es como un perro de presa. Lo pillamos ahí y eso no se escapa.

Kim- nunca hay reflexiones intelectuales sobre Los Cuantos o como estructurar las canciones, no hay nada académico.

Julen- No debe haberlo.

Javier- Es muy visceral.

Kim- Somos unos analfabéticos… (risas)

K- ¿Y la voz?

Kim- ¿La voz qué?

K- ¿Cómo la planteas, como instrumento?

Kim- Funciona como otro instrumento. Es alguien que va por ahí para que la cosa siga fluyendo. Yo me siento muy protegido y mientras me sienta protegido en este ambiente yo me dejo llevar. Hay ensayos en los que estoy medio en pelotas o me subo a sillas, o bajo paraguas, hago lo que me sale del rabo porque sé que está permitido en ese espacio, y mientras este permitido me dejo llevar. No me siento limitado en absoluto, me siento como un instrumento más que debe incorporarse a la masa para que la cosa salga adelante. Es un tren que no queremos que pare y para que no pare hay que añadir algo y quitar los miedos. Varias de las primeras canciones que hicimos se basaban en mantras y estuvimos todos cantando (canturrea “love love love love…”). Ese fue un ejercicio muy bueno y espero que sigamos por ese camino para conseguir una forma de alma colectiva o algo que nos conjunte… luego se pueden escribir libros sobre el espiritualismo y sobre como componer, pero no puedes componer con miedo, no puedes componer sintiéndote mal, y tampoco te sientes bien hasta que esta que estas abrazado por más gente. Y Los Cuantos es eso.

K- ¿Por qué el grupo de rock es un ente tan poderoso? El arte, en su mayor parte tiende a ser individual…

Kim- hablo de mí, que vengo de una cultura más fría que la española y por eso me he alejado de ella y me he acercado a ésta. Es una sociedad muy individualista, donde todo lo que se salte ese individualismo se convierte en religión. Cuando tú tienes una simbiosis con otra persona, tienes una sensación religiosa. Antiguamente eso se hacía con trescientas personas bailando en una hoguera.

Javier- Yo creo que es una de las grandes magias… finalmente estamos hablando de música…

Julen- Es… la sinergia, juntar fuerzas, y de ahí sale algo, lo que pasa es que es complicadísimo, solo se hace en música y a partir del siglo veinte. La ventaja es que surgen cosas que de otro modo no surgirían. Paul MacCartney cuando estaba en los Beatles y componía sus canciones estaba probablemente pensando en Lennon, Harrison y el otro (el inefable Ringo, el Beatle más importante junto con Yoko Ono, a juicio del autor de esta entrevista. N. del A.). En si les gustarían, inconscientemente pensaría “les tiene que gustar a estos…”. Hay un filtro y un nivel, eso es cojonudo…

Kim- al fin y al cabo la música no están interesante como el conjunto social. Yo puedo tomar una cerveza con una persona, pero si hay dos o tres me pierdo y no controlo bien las relaciones sociales cuando hay mucha gente, y la música es una manera de superar eso porque allí si pueden estar cuatro o cinco personas hablando a la vez y construir algo. Cuando se sientan a hablar cinco personas sin música lo único que puedes conseguir son disgustos o conflictos, o que dos no estén de acuerdo, uno habla demasiado, otro demasiado poco. La música es un nivel de conversación en una situación social que supera muchas de las conversaciones normales. Yo personalmente estoy metido en grupos por eso, porque yo necesito mi dosis social que no soy capaz de conseguir de otra manera. Se puede compartir algo, trabajar hacia algo, Tomar una dirección común y trabajar hacia ahí. Una empresa es lo mismo pero ahí tienes que trabajar con gente que a lo mejor no te cae bien. Aquí puedes elegir a la gente o coincidir con gente que te cae bien y trabajar hacia algo. Cobras mucho menos… (risas).

Julen- De hecho no cobras nada

K- ¿Nada es menos o no es nada?

Javier- Estamos en menos, no en nada… (risas). Para mi la música es el arte por excelencia, está por encima de todo el resto, quizá excepto la poesía, porque es algo inexplicable, abstracto y que se puede hacer con más gente.

K- Pero es al tiempo matemático…

Javier- Sí, y esa combinación es explosiva

Kim- Ahí viene el contrapunto a todo esto también, porque mientras estamos haciendo eso que sabemos que es un beneficio y un privilegio, los grupos que se ponen a cantar himnos a la vida a través de su euforia común acaban tocando un poco las pelotas. Mientras lo estamos pasando muy bien podemos dar la vuelta a todo esto y buscar las cosas que no se expresan en la música normal. Es decir, las canciones de Los Cuantos no están hablando de lo bonita que es la amistad, porque ya lo tenemos establecido. Estamos utilizando esa fuerza para buscar las esquinas que todavía no han sido expresadas. Y ahí está el miedo a perder la riqueza que tienes, el miedo a ser dejado por tu novio o tu novia, ahí está el miedo a que los americanos sigan engañándote y explotando a todo el mundo, ahí está el miedo a lo desconocido, ahí está el miedo, el miedo, el miedo… “No tengas miedo”, es lo que queremos decir. Tenemos miedo y queremos enfrentarnos a él y juntos lo podemos hacer. Y yo no escribo las letras, las letras salen mientras ellos están tocando, y si hubiera estado tocando con otra gente hubiera salido otra cosa

K- ¿Quién las escribe, pues?

Julen- Dios

Kim- No me salen en francés porque no hablo francés, no salen en ruso porque no hablo ruso… pero yo no las escribo.

K- ¿Es el artista entonces, de algún modo, un médium?

Julen- Totalmente

Javier- Yo creo absolutamente en eso, yo creo que lo mejor que he hecho siempre no es algo reflexionado ni que haya meditado. He llegado y lo he captado.

K- ¿Pero un médium de quién?

Kim- Entre los sufí -yo soy un gran admirador del sufismo- había una rama que se dedicaba solamente a mentir, a hacer lo que no está permitido en la sociedad; se dedicaba solamente a tocar las pelotas. Decidieron que de su boca no iba a salir una palabra de verdad porque no hay nada de verdad… La negación. Y tu sirves, entonces. Yo creo que de alguna forma Los Cuantos, para ponerlo en el mapa musical de España, y político y lo que tu quieras, funcionan así, porque somos lo que es un NO. Eso no es vanguardia, es alternativa, es una verdad alternativa. Es una mentira más, pero esa mentira equilibra la otra mentira que está establecida por la sociedad, y si pones las dos juntas y nosotros hacemos nuestro trabajo bien, se equilibran y se matan entre ellos y de ahí surge algo, una paz… Yo respiro mucho mejor a través de la mentira, mientras la verdad siempre me rechaza. Tengo mucho cuidado, físicamente, con alguien que se sienta delante de mi contándome la verdad…

K- Pero ¿existe la verdad?

Kim- No. La verdad no existe

Javier- La mentira si existe, pero la verdad no.

Kim- Eso hay que tenerlo en cuenta, yo creo que en los cuantos tenemos bastante asumido que seguimos siendo limitados y es esa limitación la que nos hace crecer, no al revés. Hay muchos límites, y tenemos límites. Límites técnicos, límites intelectuales, físicos, de todo tipo, sólo asumiendo todos esos límites podemos superarlos, creo, no sé…

K- ¿Cómo fue lo de Montpellier?

Kim- Me hizo muchísima gracia grabar el disco allí, porque hace diez años yo venía de arriba, de Suecia, haciendo autostop. Tenía dieciocho años y quería acabar en España o Marruecos y dormía con la guitarra dentro del saco de dormir. En Montpellier dormí en un parking y me acojoné, y me volví. Diez años más tarde vuelvo a Montpellier pero ahora desde el sur, en una furgoneta llena de gente y llena de instrumentos, y eso me hace mucha gracia. Se han unido los dos viajes, aunque ha tardado diez años en suceder… (risas)

1 comentario:

Pablo dijo...

Fantástica entrevista. Estaremos en el próximo concierto.