martes, enero 15, 2008

GALLHAMMER - "Ill Innocence" (Peaceville)


Originalmente pensadas como remedo nipón de los Hellhammer, estas tres geishas de bolsillo con infantil jeta de malas pulgas han acabado por ser un satinado paseo por el recuerdo de Burzum (¡de rodillas todo el mundo!) con incrustaciones punk. Y salir indemne de tal atrevimiento ya es mucho. Lo consiguen con un sano y desprejuiciado ejercicio de entrada a saco en los tópicos del metal oscuro con un ojo puesto en los ochenta, esa época en la que la discoteca era joven y al bajo le estaba permitido mandar en las canciones. Por encima de estética -que la tienen y funciona- y del calentón erótico festivo del personal, que será lo que les granjee la mayor parte de sus seguidores por el momento, son una de una de esas escasas bandas en el mundillo metálico que (quizá porque no pueden) no anteponen el virtuosismo técnico al nervio musical, sino al revés. Es decir, son, en esencia, una banda punk. El sonido es en este caso el mensaje (olvídense de unas letras que tienden a lo claustrofóbico pero resultan más o menos infantiles y desmañadas). Y cuando el mensaje coagula adecuadamente, lo bordan, como en ese encuentro entre siniestrismo de pulso germánico, guitarras post-Joy Division, ladrido de perro lobo y manga esquizoide que es “Blind Me” -una reinterpretación de sus influencias asilvestradamente chicle, seguro e inmediato rompepistas en cualquier antro de cucarachas juveniles, que vale por un disco entero-. Sanamente amateurs, renuentes al encasillamiento y frescas como para que uno olvide el tufillo a marketing que las rodea y disfrute, liberado de prejuicio, de un álbum en general apreciable y por momentos delicioso. Quizá sea una perversión demasiado obvia, but we like it... And that´s what counts in the end.// Cowboy Iscariot

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